En un contexto de profunda crisis económica y tarifazos que golpean a los argentinos, el Gobierno de Santa Fe y YPF anunciaron la modernización de dos megaestaciones de servicio en la autopista Rosario-Santa Fe. El proyecto, que también prevé la construcción de una nueva estación en Granadero Baigorria y la posible reactivación de la Refinería San Lorenzo, se presenta como una inversión estratégica para mejorar la infraestructura de la región. Sin embargo, queda la incógnita sobre el impacto real de estas obras en un momento en el que la falta de políticas energéticas claras y el desguace de empresas estatales bajo la gestión de Javier Milei ponen en jaque al sector.
Una modernización necesaria, pero en un contexto de incertidumbre
Las estaciones de servicio en cuestión, ubicadas en una de las rutas más transitadas del país, serán renovadas completamente con mejoras en cartelería, instalaciones, espacios de descanso y áreas comerciales. Además, el acuerdo contempla la incorporación de corredores verdes para el uso de Gas Natural Comprimido en el transporte de carga y pasajeros, alineándose con la transición hacia energías más sustentables.
El convenio establece que YPF abonará un canon mensual equivalente a 300 mil litros de nafta, con una concesión de 20 años. Además, se proyecta una tercera estación de servicio en Granadero Baigorria, cuya construcción estará supeditada a la obra del tercer carril de la autopista.
Si bien estas iniciativas suponen un avance en términos de infraestructura y servicios, resulta difícil analizar su impacto sin considerar el duro contexto económico que atraviesa el país. La brutal devaluación, la caída del consumo y el aumento de combustibles impulsado por el gobierno de Milei han generado un escenario en el que cada vez menos argentinos pueden sostener sus costos de movilidad.
La posible reactivación de la Refinería San Lorenzo: ¿avance o promesa vacía?
Uno de los puntos más relevantes del acuerdo es el estudio de factibilidad para reactivar la Refinería San Lorenzo, hoy paralizada. Esta planta, ubicada en un punto estratégico sobre la hidrovía Paraná-Paraguay, podría convertirse en un centro de producción de biocombustibles si las condiciones lo permiten.
El análisis incluirá la revisión de la infraestructura existente y la evaluación de diferentes modelos de gestión, desde la explotación directa por parte de YPF hasta asociaciones con otras empresas. Sin embargo, más allá del anuncio, no hay plazos concretos ni certezas sobre si este proyecto verá realmente la luz.
El desarrollo de biocombustibles es clave para el futuro energético del país, pero la falta de un plan nacional que impulse este sector deja muchas dudas sobre la viabilidad real de la iniciativa. Con un gobierno nacional que prioriza la desregulación total y la entrega de los recursos estratégicos al sector privado, la reactivación de esta refinería podría quedar en una simple promesa.
Una inversión necesaria, pero sin políticas de fondo
Las mejoras en la infraestructura de las estaciones de servicio y la posibilidad de reactivar la Refinería San Lorenzo son avances positivos para la región. Sin embargo, en el contexto de ajuste, inflación y caída del poder adquisitivo, es difícil evaluar cuánto impacto real tendrán estas medidas en la vida cotidiana de los santafesinos.
El gobierno provincial de Maximiliano Pullaro, alineado con la política de ajuste y recortes de Milei, se presenta como impulsor de estas iniciativas, pero no se pronuncia sobre la crisis energética y el golpe al bolsillo que sufren los ciudadanos. Si no hay un cambio de rumbo en las políticas económicas y energéticas, el riesgo es que estas inversiones terminen beneficiando únicamente a las grandes corporaciones, mientras los trabajadores y pequeños empresarios siguen pagando el costo de un modelo que los excluye.
