Los números que presenta CAME sobre el récord turístico en Carnaval, con 2,8 millones de personas movilizándose por el país y un impacto económico de $701.064 millones, suenan alentadores en un contexto de profunda crisis económica. Sin embargo, es necesario analizar estas cifras con cautela y preguntarnos si realmente reflejan una mejora en la calidad de vida de los argentinos o si se trata de un espejismo impulsado por la necesidad de escapar de la dura realidad.
Si bien es innegable que el turismo genera un impacto positivo en las economías locales, no podemos ignorar que el gasto promedio por persona, de $89.167, representa un esfuerzo considerable para muchas familias que enfrentan la pérdida de poder adquisitivo y la incertidumbre laboral. ¿Cuántos de estos turistas pudieron disfrutar plenamente de sus vacaciones sin preocuparse por el costo de vida? ¿Cuántos tuvieron que endeudarse para poder viajar?
Además, es importante destacar que el informe de CAME no menciona la situación de los trabajadores del sector turístico, que suelen ser víctimas de la precarización laboral y los bajos salarios. ¿Se están garantizando condiciones laborales dignas para quienes hacen posible esta fiesta?
Desde El Heraldo de Rosario celebramos el impulso que genera el turismo en las economías locales, pero exigimos políticas públicas que garanticen el acceso al descanso y al esparcimiento para todos los argentinos, sin distinción de clase social. No podemos permitir que el turismo se convierta en un privilegio para unos pocos, mientras la mayoría lucha por llegar a fin de mes. Es necesario un modelo de desarrollo turístico que sea inclusivo, sustentable y que beneficie a todos los actores de la cadena de valor.