El impacto del ajuste económico implementado por el gobierno de Javier Milei ya se siente en todos los sectores, y el turismo no es la excepción. La temporada de verano cerró con una caída del 19,4% en el gasto total de los viajeros en términos reales, evidenciando el deterioro del poder adquisitivo de los argentinos. Mientras que muchos optaron por estadías más cortas y recortes en su consumo, la brecha cambiaria y la fuerte apreciación del peso favorecieron los viajes al exterior, vaciando aún más los destinos nacionales.
En este contexto adverso, Santa Fe logró mantener una dinámica turística aceptable gracias a una estrategia centrada en la cultura y el entretenimiento. Con un nivel de ocupación hotelera promedio del 67% y un gasto diario de $95.000 por visitante, la provincia apostó por festivales y eventos masivos que ayudaron a mitigar el golpe de la crisis.
El turismo interno en crisis: los números que el gobierno no quiere ver
El informe de la Confederación Argentina de la Mediana Empresa (CAME) deja en claro la gravedad del panorama: entre el 15 de diciembre y el 28 de febrero, el turismo interno sufrió una retracción del 3,9% en cantidad de visitantes, mientras que el gasto cayó un 19,4%. Esto significa menos ingresos para hoteles, restaurantes, comercios y trabajadores que dependen de la actividad turística.
El ajuste brutal impulsado por Milei, con tarifazos, caída del salario real y una inflación que no da tregua, dejó en evidencia que para millones de argentinos las vacaciones fueron un lujo imposible. No sorprende, entonces, que la estadía promedio se haya reducido de 3,9 días a apenas 3,2 y que muchos turistas hayan optado por recortar consumos en gastronomía y actividades recreativas.
A pesar de esta caída generalizada, algunos destinos lograron sostenerse a fuerza de eventos y promociones. La Costa Atlántica, por ejemplo, tuvo niveles de ocupación aceptables pero con un gasto muy por debajo de años anteriores. En Córdoba, los festivales fueron clave para movilizar turistas, aunque con estadías más cortas.
Santa Fe: la cultura como salvavidas ante la crisis
En un escenario de recesión, Santa Fe logró atraer visitantes con una agenda cultural que dinamizó la economía local. Eventos como la Semana de la Laguna en la capital, la Fiesta de la Chopera y el Festival de Guadalupe marcaron la diferencia, convocando a miles de personas y generando movimiento en hoteles y restaurantes.
Además, la provincia diversificó su oferta con actividades al aire libre, desde el alquiler de kayaks hasta recorridos gastronómicos, permitiendo que la actividad turística se sostuviera a pesar del contexto desfavorable.
La celebración del 100° aniversario del Mercado Progreso, que reunió a 10.000 personas, es un claro ejemplo de cómo la gestión provincial apostó por la cultura como herramienta para impulsar el turismo. Sin este tipo de iniciativas, el impacto del ajuste habría sido aún más profundo.
Un modelo que asfixia al turismo nacional
Mientras provincias como Santa Fe intentan sostener el turismo con políticas activas, el gobierno nacional no ha tomado ninguna medida para fortalecer la actividad. Por el contrario, el combo de recesión, caída del consumo y apertura indiscriminada de las importaciones ha provocado una sangría de turistas argentinos hacia el exterior.
Las familias que antes podían vacacionar en el país hoy buscan destinos en Chile, Brasil o Uruguay, donde encuentran precios más convenientes y una oferta más competitiva. La falta de incentivos para el turismo interno y la reducción de programas de promoción solo profundizan esta tendencia.
Aerolíneas Argentinas intentó paliar la situación con planes de financiación en vuelos de cabotaje, pero las medidas resultan insuficientes frente a la brutal pérdida de poder adquisitivo.
El turismo es uno de los sectores que más empleo genera en Argentina y, sin embargo, se encuentra a la deriva en un modelo económico que solo favorece la especulación financiera y la fuga de capitales.
Frente a un gobierno que ignora la importancia del turismo interno, las provincias quedan en la difícil tarea de sostener una actividad fundamental para las economías regionales. Santa Fe, con su apuesta por la cultura y el turismo popular, muestra un camino posible. Pero si no hay un cambio de rumbo a nivel nacional, la próxima temporada podría ser aún peor.