En un contexto económico donde la incertidumbre se ha convertido en la norma, la venta de motos cero kilómetro ha experimentado un crecimiento interanual notable del 29% en febrero, con un total de 39.803 unidades patentadas. Sin embargo, esta cifra, que podría parecer alentadora, se desdibuja rápidamente al compararla con el primer mes del año: un alarmante descenso del 32,9% respecto a enero, donde se registraron 59.320 patentamientos.
Lo que se presenta como un avance en comparación con el año anterior —cuando se vendieron apenas 30.848 motos en febrero de 2024— es, en realidad, una señal de la volatilidad del mercado y de las políticas que han empujado a la población a buscar alternativas económicas para su movilidad. En los primeros dos meses de 2024, el acumulado de patentamientos alcanzó las 99.123 unidades, un 58,1% más que en el mismo período del año pasado, pero ¿es este un crecimiento sostenible en un entorno donde la inflación y el costo de vida no cesan de aumentar?
En cuanto a los líderes del mercado, Honda se mantiene en la cima con 6.516 unidades vendidas en febrero, seguida por Motomel y Gilera. Sin embargo, el cambio en el ranking de modelos, con la Gilera Smash desbancando a la Honda Wave 110 del primer puesto, refleja más un ajuste en las preferencias de los consumidores que un verdadero indicador de salud económica.
Es fundamental cuestionar: ¿qué significa realmente este crecimiento en un país donde las políticas del gobierno de Javier Milei han generado un clima de desconfianza y precariedad? La situación de los patentamientos de motos es un microcosmos de una realidad más amplia, donde los ciudadanos se ven obligados a adaptarse a un entorno hostil y, en muchos casos, a elegir opciones que no siempre garantizan calidad o seguridad. La industria motera puede estar viendo un aumento en sus cifras, pero es necesario preguntarse si este es un crecimiento genuino o simplemente una respuesta a la angustiante necesidad de movilidad en tiempos difíciles.
Mientras tanto, el gobernador Maximiliano Pullaro también debe asumir su parte de responsabilidad en este contexto. Su gestión no ha logrado ofrecer un plan claro que alivie la carga de los ciudadanos, quienes siguen buscando alternativas en un mercado que, aunque en crecimiento, sigue siendo incierto. El desafío es grande y la responsabilidad recae en todos aquellos que, desde el poder, deben garantizar un futuro más estable y justo para la población santafesina.